Un navegante demasiado inteligente y probablemente genovés
llegó, al mando de dos carabelas y una nao castellanas, a una pequeña isla de
las Bahamas hace hoy 523 años. Aquel encuentro geográfico y humano, y las
posteriores conquistas, masacres e intercambios culturales, cambiaron sin
remedio el transcurso de la Historia.
Que Cristóbal
Colón tuviera la certeza de que había algo al otro lado del océano, y que era
posible alcanzarlo con los conocimientos técnicos del momento, y que además el
interés del viaje fuera meramente económico y comercial, no le resta
romanticismo a la empresa alocada de lanzarse a la mar con pocos medios, a la
buena de Dios, sabiendo que bien podía ser que nunca llegaran a buen puerto.
Ahora
revisamos la Historia, y nuestros antiguos héroes son malvados cuyos mitos y
recuerdos derriba la multitud. En 2004 la furia popular derribó la estatua de Colón
en Caracas, como si volcando la efigie estuvieran acabando con una satrapía que
había durado siglos. Durante casi un siglo en los países hispanos se celebró el
12 de octubre el Día de la Raza, sin que hasta la fecha sepamos qué es
exactamente la raza hispánica.
Hoy en España
se celebra oficialmente el Día de la Fiesta Nacional, pero aparte de los
militares que participan en el desfile, nadie hace alarde público de ningún
orgullo nacional. Aparte de nuestros problemas identitarios, en un país donde
se puede pasear con cualquier bandera excepto con la propia, la mayoría de la
gente, con un exceso de prudencia, considera el 12 de octubre como un día más del último puente antes de que
llegue el frío, o simplemente el día en que se celebra la Pilarica.
Y en nuestros
países hermanos hay una curiosa diversidad. España llamó durante años a esta
celebración Día de la Hispanidad, pero el término parece tan hermoso como vacío
de contenido, y no arraigó en ningún sitio. Algunos países, como Colombia,
mantienen ese arcaico Día de la Raza, y otros han optado por soluciones tan
limpias y humorísticas como Día del Encuentro de Culturas, en Costa Rica, Día
de las Américas, en Uruguay o Perú, o Día del Respeto a la Diversidad Cultural,
en Argentina. En Venezuela, más categóricos, después de derribado el ídolo, el
12 de octubre es el Día de la Resistencia Indígena.
En España poca
gente sabe que en los Estados Unidos también se celebra este día, aunque tampoco muchos aquí piensan realmente que los españoles tuvieran mucho que ver en aquel lío
que se formó por estos lares desde el otoño de 1492. Lo curioso es que no siempre se
celebra el 12 de octubre. Este año sí, porque cae en lunes, porque realmente la
festividad de Columbus Day es el
segundo lunes de octubre.
Pero Columbus Day es en los Estados Unidos
una celebración de orígenes y presencia italianos. En 1906 el estado de Colorado
la declaró fiesta estatal, después de décadas en que venía celebrándose en
numerosas ciudades con inmigrantes italianos, desde San Francisco a Nueva York.
Porque fueron ellos, grupos de inmigrantes, asociaciones culturales, lobbies italianos, los que reivindicaron
la figura de Cristóbal Colón (Cristoforo
Colombo, Christopher Columbus)
como algo propio, como una forma de visibilizar la presencia italiana en el
país y de justificarla históricamente.
En la
actualidad es una fiesta federal, por lo que la mayoría del país toma asueto
este día, aunque aquí también hay discrepancias. Alaska y Hawaii, que quedan
tan lejos, no lo celebran. Tampoco Oregón, ni Dakota del Sur, donde la
festividad se llama Día de los Nativos Americanos. En la ciudad de Berkeley se
llama Día de los Pueblos Indígenas, y cosas parecidas en numerosas ciudades a
lo largo del país. Y aquí, se llame, como se llame, muchos trabajamos este día.
La mañana
anterior, que es la mañana de un domingo ardiente, porque en San Diego hace
mucho más calor en octubre que en agosto, paseamos por el centro de la ciudad,
por el barrio de Little Italy. Como en todas las grandes ciudades
norteamericanas, la comunidad italiana es una de las más visibles. Las calles
principales tienen todo el año carteles con fotografías de italoamericanos
célebres. A tanto han llegado las celebraciones de Columbus Day en ciudades estadounidenses, especialmente en Nueva
York, que hasta en la propia Italia el día ha pasado a considerarse festivo en
los últimos años: hoy es la Giornata
Nazionale de Cristoforo Colombo.
Y aquí están
celebrando la Festa Nazionale, como
dicen los carteles, con varias calles llenas de tenderetes de productos
italianos: puestos de comida, de ropa, de bebidas y postres. Varios escenarios con música
en directo, en italiano y en inglés. Una góndola varada en un cruce de calles,
para que la gente se haga fotografías. Grandes mapas y banderas de Italia y de
Sicilia desplegados por todos lados. Una exhibición de coches antiguos, y no
sólo italianos, que ocupa varias calles en Downtown. Un grupo de jóvenes juega
al stickball, algo parecido al
béisbol, en una calle cortada. Una imagen a tamaño real de otro hijo de emigrantes italianos, el papa Francisco, con el que hacerse otra foto. Dos calles donde muchos pintores alegran la
calzada con motivos e imágenes de San Diego, con tizas y ceras blandas. Como en Balboa
Park hay muchos monumentos españoles, y es lo más cercano a la cultura italiana
que tienen a mano, muchos de los murales sobre la calzada representan la copia
de la Giralda o los patios castellanos, y hasta la estatua del Cid Campeador
que hay allí, sólo que en uno de los dibujos le han colgado al héroe castellano
una bandera de Italia.
Caminamos bajo
un sol de justicia, entre el bullicio y los olores de pizza y salsas para
pasta. En un puesto, llevan a cabo un curioso concurso, el de la pisa de la uva. Varios concursantes patalean con vigor dentro de una cuba llena de uvas gordas, y salpican a todo el que pasa alrededor. En cada esquina se ven, no muy lejos, el agua de la bahía y los barcos del
museo marítimo, galeones históricos no más grandes que los barcos que trajeron Colón y
su gente cuando cruzaron el Atlántico. Comemos ravioli, que por lo visto es una palabra genovesa, aunque no lo
supiéramos, con queso y salsa de tomate, y tenemos que ir al agua de la piscina
para no caer derretidos bajo este verano raro. Al menos los italianos, aunque sean americanos, están orgullosos de aquel otro héroe español de enciclopedia antigua, aquel navegante perspicaz y valiente que salió a la mar y encontró dos mundos.
Mis reflexiones son mucho más mundanas que las tuyas, pero ya sabes, disfruto aprendiendo con tus relatos: "Viajar, conocer gentes, otras culturas, hablar sobre las maneras de entender la vida con amigos mejicanos, colombianos, argentinos, etc. te abre la mente y te hace ver tus creencias, tus influencias y tu formación desde otra perspectiva. Y lo que he sentido desde que salí por primera vez de España y conocí amigos suramericanos, es que la Historia que me contaron en la escuela o en el instituto nunca reflejaba las atrocidades que los españoles hicimos en aquellas tierras, por eso, cuando hablamos del Día de la Hispanidad, también deberíamos tener presente, lo que representa para otros pueblos. Como siempre mi amigo Blas Villalta, lo explica mejor que yo". Lo he puesto en facebook.
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