El Papa Francisco visitó hace poco más de un mes la
costa Este de los Estados Unidos, y uno de los aspectos que pasaron más
desapercibidos en su gira americana fue precisamente una canonización, la del
fraile español Junípero Serra, llevada a cabo en Washington. En nuestro país el
nombre no es muy conocido, pero en los libros escolares de Historia en
California, el padre Junípero Serra aparece siempre en las primeras páginas,
como una figura fundamental para entender la Historia del estado. De hecho,
fray Junípero Serra es considerado aquí el fundador de California. En
Washington justamente, en el Capitolio, en el Salón Nacional de las Estatuas de Estados Unidos, la de fray Junípero Serra es una de
las dos estatuas que representan al estado de California. Es la única estatua, de las cien, dedicada a un español.
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Y en
ese momento cobra importancia la figura de Junípero Serra. El fraile había
dejado muy joven la isla de Mallorca para viajar a las Américas. En 1749 partió
de Cádiz junto a otros veinte misioneros franciscanos, hicieron escala en
Puerto Rico y llegaron al puerto de Veracruz, en la costa caribeña de México.
Junípero Serra fue conocido por sus grandes caminatas, a pesar de que estaba un
poco impedido de una pierna, caminatas que aprovechaba para ir predicando entre los
indígenas que encontraba. La primera de ellas fue desde Veracruz a la ciudad de
México. Durante nueve años fundó iglesias y misiones en la Sierra Gorda de
Querétaro, y después volvió a la capital mexicana. En 1767 partió del puerto de
San Blas rumbo a la Baja California, hacia la misión de Loreto, donde él y los
demás frailes franciscanos se harían cargo de los dominios de los jesuitas, que habían sido
expulsados por el rey Carlos III del imperio español.
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Los
españoles construyeron misiones en zonas donde había agua y buena tierra, allí
donde había bastante población indígena, generalmente chumash y miwok, con la idea de
evangelizar y, sobre todo, de controlar el territorio mediante asentamientos que
probaran su presencia constante ante otras aspiraciones extranjeras. Hoy en día
las misiones de California están restauradas, gracias al esfuerzo que a
principios del siglo XX hicieron algunas personas que quisieron reivindicar la particularidad
de los orígenes hispanos de este estado, con respecto a la historia oficial de la nación
que se rebeló en la otra costa contra los ingleses, precisamente en las mismas
fechas en que Serra y los otros frailes fundaban las misiones franciscanas.
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Cada
misión está separada de la siguiente por entre 50 y 75 millas, que es
aproximadamente la distancia de una jornada a caballo. Después de la de San
Diego de Alcalá, fray Junípero Serra participó en la fundación de otras nueve
en los años siguientes: San Antonio de Padua, San Gabriel (que está dentro de
la ciudad de Los Ángeles), San Luis Obispo de Tolosa, San Juan Capistrano, San
Buenaventura o San Francisco de Asís (en la península de San Francisco, hoy dentro
de la ciudad). Y él se estableció finalmente en el norte, en la Misión San
Carlos Borromeo, justo al lado del Presidio de Monterey, en lo que hoy es la
bella y exclusiva ciudad de Carmel-by-the-Sea.
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